Dentro de una estrategia SEO podemos tener múltiples objetivos, pero el principal siempre será aumentar la cantidad y calidad del tráfico de un sitio web a través de resultados orgánicos (tráfico no pagado que proviene de los distintos motores de búsqueda).
Es importante incidir en la calidad del tráfico orgánico, puesto que no serviría de nada mejorar posicionamiento y captación de tráfico si este no impacta en nuestro público objetivo, ya que en esta situación, si captamos a las personas incorrectas, al llegar a nuestro sitio saldrán sin interactuar o convertir.
El SEO y otros canales
El objetivo del SEO debe ser independiente de otros canales. Aunque está estrechamente relacionado con las campañas de pago (especialmente las desarrolladas dentro de los buscadores, como Google Ads) nuestros objetivos deben ser inherentes a nuestra propia estrategia.
Tipos de objetivos
Los objetivos que definamos para nuestro proyecto SEO dependerán en gran medida de lo que queramos conseguir. A continuación mostramos algunos ejemplos que serían válidos en cualquier estrategia:
- Objetivos de marca y visibilidad orgánica: simplemente queremos darnos a conocer y que nuestra marca aparezca en las búsquedas de nuestros potenciales usuarios. Ideal cuando comenzamos un proyecto nuevo o la empresa no ha invertido en marca hasta el momento.
- Objetivo de posicionamiento: podemos definir una serie de palabras clave por las que queremos posicionar de forma adecuada. Dependiendo de nuestro punto de partida y complejidad del sector, puede ser llevarlas al TOP3, TOP5 o entrar simplemente en el TOP10.
- Objetivo de tráfico: relacionado con el tráfico orgánico que debemos hacer llegar a nuestra página. Es importante cualificarlo con el porcentaje de rebote y tiempo en el sitio para asegurarnos de que el tráfico que captamos es de calidad.
- Objetivo de conversión: nos fijaremos únicamente en las conversiones (leads, registros, ventas, etc.) que se han realizado desde tráfico orgánico.
Cuantificar los objetivos
A partir de aquí debemos establecer qué porcentaje o valores queremos aspirar a conseguir. Cuantificar un objetivo (establecer valores concretos) es complejo por lo que la mejor aproximación que podemos hacer es cuantificarlo de manera realista y alcanzable, aunque sea más bajo de lo que nos gustaría. Un objetivo demasiado ambicioso será complicado de conseguir.
Cualificar los objetivos
Existen diversas técnicas para ayudarnos a cualificar los objetivos, es decir, asegurarnos de que los que hemos seleccionado son adecuados y realistas. Una de las más conocidas es la técnica S.M.A.R.T. que son las siglas en inglés de los criterios que recomiendan asociar a cada objetivo: específicos, medibles, alcanzables, realistas y en tiempo.
